Dios no nos da un mapa, pero nos enseña a obedecer y depender de Él, nuestra obediencia no puede ser parcial, el Señor anhela que vivamos por fe y no por vista.
En los momentos de dificultad y dolor se descubren los verdaderos vacios del corazón. Ningún amor se puede comparar al amor de Dios que lo entrego todo por ti. Necesitamos entender qué es el amor.
Cuando entendemos que no estamos viviendo conforme al plan original, oramos y vienen cambios. Este tiempo es crucial, no hay lugar para la tibieza espiritual, debemos rendirnos 100% al Señor.
Debemos vivir por un propósito más grande que nosotros mismos, debemos tener la convicción de que vale la pena vivir para Dios. Sin Dios, la vida no tiene propósito y sin propósito la vida no tiene sentido, sin sentido la vida no tiene significado o esperanza.